Todos
los supervivientes se habían asentado en uno de los cuatro rascacielos más
altos de la ciudad. Aunque eran bastantes, unos trescientos, no eran muchos
comparados con los diez millones de habitantes que tenía esa ciudad en su
momento. La Compresión realmente había sido horrible para la Tierra,
seguramente porque, a diferencia de Ragnar que está preparada para contener
magia y asimilarla, la primera carecía de capacidad para asimilar grandes
cantidades de poder. Al menos esa era la teoría de Lust.
Se
encontraba en la planta 23 que habían habilitado como enfermería y la tenían
como sanadora al saber de su magia. Bueno, más bien fue Sanae quien se lo
encomendó. No terminaba de hacerle gracia encontrarse con ella, pues desde que
llegaran a la ciudad Albel no la había hecho ni caso. Bueno, ahora lo
importante era sanar a los heridos. No podrían irse hasta que no volvieran Rack,
Neil, Dorian y Sephirken así que más valía mantenerse ocupada. Puede que cuando
acabara le pidiera a Sorthen que empezara a adiestrarla.