Anima: Magnum 2

Dentro del edificio principal, en una cúpula excavada en las profundidades del terreno. El consejo discute los temas principales del día. Decenas de voces, las consideradas las más sabias, discuten sobre las decisiones que tomar para asegurar un futuro prospero y la supervivencia de su especie. El consejo se encuentra en este momento formado por 42 miembros. La palabra de cada uno tiene la misma importancia que la de sus hermanos, o al menos debería ser así, ya que incluso los ebudan se corrompen con el poder y existen ciertos grupos que comparten una opinión y que se agrupan para ganar fuerza, mientras, las voces de los individuales se diluye en un griterío de posiciones marcadas por grupos numerosos.

Para llegar a la sala del consejo se deben atravesar varios tipos de defensas de tipo sobrenatural así como recorrer un intricado laberinto, ya que existen varias salas similares y la localización de donde será la reunión puede variar haciendo que ciertas cámaras solo sirvan como trampas o como pérdidas de tiempo. En la que se encontraban ahora se llamaba la “cámara de los suspiros”, debido a que es una de las más profundas y la falta de aire podía hacer que alguno de los miembros se viera obligado a tragar bocanadas cuantiosas de aire para mantener la consciencia sin ahogarse. Las paredes estaban tapizadas de un color purpureo, debido al mineral en el que se excavo la cámara. La poca y pobre iluminación provenía de un fuego espectral que se consumía en el centro de la sala y cuyas llamas eran de un color verde oscuro, más que suficiente teniendo en cuenta que las alas de los ebudan pueden generar un área de luz a su alrededor, aunque en este momento todas se encontraban replegadas para dar solemnidad al encuentro.

Los asuntos que debían tratarse pasaron rápido a opiniones de distintos grupos y por último a ideas incendiarias que revolvían en sus asientos a la mayoría de los asistentes. A punto de producirse un altercado, Magnum, atravesó la entrada a la cámara y a su alrededor se produjo un silencio, que termino acallando a todos los miembros. Avanzo por la estancia hasta llegar a su asiento, seguido de un coro de murmullos y acusaciones. El moderador, un ebudan de varios siglos y aspecto de anciano, uno de los más respetados, se dirigió a Magnum:

-Siempre es un honor, que te unas, pero la asistencia debe de ser puntual.

Magnum torció el gesto y miro para otro lado como si nada de esa sala fuera con él.

-Muy bien entonces debemos de retomar la sesión que estábamos comentando. Por favor, sigue Shezard-. El anciano moderador dejo paso a un Ebudan joven, de pelo verde claro, ojos turquesa, alargados como los de un gato, y terriblemente peligrosos. Con voz de estridente comenzó su monologo.

-Hermanos, amigos, compañeros…nada me gustaría más que daros buenas nuevas pero me es imposible, lo cierto es que nuestra situación es incierta, nubes de guerra se aproximan desde el horizonte. Los Duk´zarist están planeando un ataque sobre nuestra santa ciudad, planean asesinar a todo el que puedan, y esclavizar al resto. Yo os digo que no es necesario que me escuchéis a mi, escuchad las voces de vuestros seres queridos, siendo violados por esos monstruos, escuchad las voces de los niños preguntándose donde están sus padres, escuchad las voces de nuestra cultura siendo arrasada, ESCUCHAD LAS VOCES DE AUXILIO DE VUESTRO PUEBLO, ¡¡¡ES LO ÚNICO QUE OS PIDO!!! Y SINO SOLO HACE FALTA MIRAR EL OJO DE SEPHIROTH PARA SABER QUE LO QUE DIGO ES CIERTO, ¡¡¡ESTAMOS DESTINADOS A ELLO!!!

Un fervor se adueño de la sala y el moderador comenzó a rogar a la calma. Magnum sabía cuál sería el final de esa reunión y que solo traería más muerte, como cada vez que se hablaba de que estábamos destinados a algo. Shezard ocupo su lugar riéndose como una serpiente que ha arrinconado a su presa y se relame por ello. Fruto de la llama del miedo surgió el incendio de la guerra y se dictamino que los Ebudan irían a la guerra atacando ellos primeros. Magnum, suspiro, haciendo gala al nombre de la cámara, debido a la frustración de ver como el destino vuelve a ganarle otra batalla. Shezard se acerco al final de la sesión a Magnum con gesto petulante.

-Otro gran existo del Ojo de Sephiroth, estarás orgulloso de tu creación. Una verdadera maravilla, una máquina capaz de predecir nuestro destino y…

No le dio tiempo a terminar la frase, golpeado por un puñetazo directo de Magnum, salió despedido dando tumbos de la galería.

-¡¡¡MALDITO GUSANO!!! ¡¡¡¿CÓMO TE ATREVES!!!?- vociferaba Magnum.

La ira se adueño de Magnum, mientras varios de los miembros del consejo intentan contenerle, recordándole la finalidad no violenta de las asambleas, mientras que otro grupo asiste a Shezard, que se levanta con dificultad después de haber recibido un puñetazo que podría reventar, fácilmente, una montaña. Escupe sangre al suelo y mira con desprecio a su atacante y mientras le devuelve el golpe con unas palabra más destructoras que cualquier arma.

-¡¡¡Desprecias tu creación!!! ¡¡¡¿Por qué?!!! Es perfecta, sin fallos, una maravilla…no la culpes porque predijera que tu mujer tenía un Sue´aman peligroso para la existencia y hubiera que eliminarla. ¡¡¡NO CASTIGUES A LA PERFECCIÓN DEL OJO DE SEPHIROTH, SI QUIERES… CULPATE A TI MISMO DE LA MUERTE DE TU ESPOSA!!!

Esas palabras destrozaron a Magnum, aunque era lo mismo que él pensaba de si mismo…la sangre de la muerte de Eredia, manchaba sus propias manos…Él y solo él, aunque indirectamente, era el autor de la muerte de la luz de su vida.