Bienvenidos rondadores de las sombras de nuestros sueños.

Seguro que en este momento os estáis preguntando la finalidad de esta página.

Es sencillo, somos un grupo de soñadores que desean entretener al lector con sus historias y compartir sus mundos imaginarios con aquellos que deseen pasar un rato disfrutando de aventuras escritas por nosotros mismos.

Con la finalidad de pasarlo bien, os invitamos a que os adentréis a "Origen de la Realidad" y espero que nuestras historias te enganchen y nos veamos a menudo. Se bienvenido.

domingo, 9 de octubre de 2011

La Compresión de Realidades-Cap.12:Reencuentro. Los primeros supervivientes.

Estuvieron volando como un par de horas en el enorme pájaro dorado que Sorthen llamaba Shaiazel. Era la primera vez que Neil estaba disfrutando de verdad desde que llegara a Ragnar. Saboreaba cada ráfaga de aire que le acariciaba el rostro, se deleitaba con las hermosas vistas que le brindaba la altitud. No todo había sido convertido en un desierto blanco, aún quedaban zonas verdes y frondosas, ciudades rebosantes de vida y de gente. El único problema era que las ciudades que había visto eran todas de Ragnar. Las pocas ciudades que había visto que fueran de la Tierra estaban hechas polvo y ruinosas y rodeadas por esa especie de arena blanca que formaba esos desiertos tan tétricos.

No todos disfrutaban tanto como él, por ejemplo Dorian estaba firmemente agarrado a las plumas de Shaiazel. Había costado mucho hacerle subir al pájaro pues odiaba las alturas; Rackzel y Lust estaban hablando animadamente cerca de Sorthen, que bebía algún tipo de bebida que se había preparado él mismo. Neil estaba sorprendido de que Rackzel pudiera reír, es algo que no había visto hasta el momento; Sephirken estaba sentado muy lejos del mago con la capucha puesta, observándolo sin pestañear. Rackzel le había pedido que de momento aguantara su presencia pero era difícil. El elfo oscuro siempre había confiado en su instinto, lo que le había mantenido con vida durante ciento veintiséis años en su hogar, y ahora su instinto le decía que ese hombre tenía algo más oscuro que su Diosa Araña en el interior. Neil se acercó a hablar con él:

-¿Tanto le odias?

-No es odio. No me importa realmente que matara a tantos de mi raza en el pasado. Simplemente no me fio de él.

-¿Acaso no sientes afecto por los tuyos?

-¿Querrías a una madre que te maltrata y unos supuestos amigos que están deseando matarte? En mi hogar no se vive, se sobrevive.

-Lo siento, supongo que por eso te fuiste.

-Si, algo así.-no le gustaba mentir a su amigo pero las sacerdotisas podían observarle desde donde quisieran. Tenía que cuidar lo que decía.

-¿Cómo te cruzaste con Albel?

-Por casualidad me crucé con ese ejército de Midians cerca de la caverna donde residía. Albel también les estaba espiando. Me pareció bien ayudarle.- prefirió omitir el tema del duelo que tuvieron Albel y él en la caverna.

-¡Maldita sea! ¿¡Cuánto falta para que bajemos a tierra firme?!- Dorian seguía agarrado fuertemente al pájaro y con los ojos cerrados. La verdad es que las posibilidades de caer son mínimas porque la larga cresta del pájaro funcionaba muy bien como refugio para las corrientes de aire, por lo que podían moverse sin mucho problema por el lomo de Shaiazel.

-Ya estamos bajando, venga abre los ojos.-bromeó Neil. El enorme hombre abrió los ojos y se volvió a agarrar más fuerte aún.

-¡Maldito enano!¡Deja de tocarme los…!-la frase se vio interrumpida por una súbita sacudida. Todos se agarraron como pudieron esta vez. Algo había asustado a Shaiazel y el pájaro se había puesto nervioso.

-Shaiazel, desciende.- ordenó Sorthen. El pájaro se calmó de repente y descendió a tierra. Una vez hubieron bajado todos el mago se comunicó con el pájaro mentalmente.- Dice que una sombra se ha cruzado de repente en su camino y le ha asustado.

-Puede haber sido otro pájaro.- dijo Neil.

-¿De verdad crees que existe pájaro que pueda intimidar a mi compañero?

-A saber, yo no soy de esta…

-…zona.-interrumpió Rackzel.-Yo sé qué ha asustado a Shaiazel.-miró hacia los árboles.-¿Cuánto tiempo piensas esconderte Albel?- de entre los árboles apareció la figura del espadachín. Tenía la ropa destrozada por varias partes pero no parecía herido realmente. Lust se lanzó encima de él y Rackzel le dio un abrazo.

-Me alegro de verte muchacho.

-Y yo me alegro de volver.

Neil estaba extrañamente aliviado. No hacía mucho que conocía a Albel pero realmente verle sano y salvo fue algo que le dejó muy tranquilo.

-Me alegra ver que estáis todos de una pieza. Neil, Dorian me alegro de ver que seguís bien. Sephirken, ¿ya te has hecho a la superficie?

-Ningún problema. Eres tú el que parece hecho polvo.

-He estado peor.-ahora reparó en el mago.-A ti creo que no te conozco.

-Disculpa mis modales. Soy Sorthen Rem Geist, nuevo profesor de Lust y espero que compañero bienvenido.-dijo sonriendo mientras le daba la mano. Albel le devolvió el saludo.

-Así que profesor, ¿eh?- dijo Albel mirando a Lust

-Bueno pues ahora que hemos concluido las presentaciones, será mejor que descansemos por hoy. No creo que Dorian sobreviva a otro viaje a más de quinientos metros de altura.-dijo Rackzel riéndose.

-Dejadme en paz.-dijo Dorian refunfuñando. Todos rieron.

-¿Cómo has llegado aquí por cierto?- quiso saber Neil.

-Yo también tengo mis trucos- dijo sonriendo.- Venga, montemos el campamento.
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La noche transcurrió sin incidentes. Encendieron una hoguera y cazaron unos cuantos animales salvajes con la ayuda de Dorian, que ahora que estaba en su terreno le había mejorado el humor. Fueron pronto a dormir pues estaban exhaustos. Sin embargo, en mitad de la noche algo sobresaltó al Gamareth, que se despertó de un salto. Todos seguían durmiendo profundamente…salvo Rackzel y Albel que no estaban allí. Intentó agudizar el oído por si conseguía oír algo pero no se escuchaba absolutamente nada. Decidió seguir el rastro de su olor, que aún era reciente.

Llegó hasta una laguna inmensa en la que se reflejaba la luz de la luna en el centro. Parecía que estuviera preparado, era realmente hermoso. A la orilla se encontraban los dos hombres que habían “desaparecido”. Dorian permaneció oculto detrás de un árbol, a bastante distancia para que no le percibieran. Para él no era problema escuchar desde donde estaba.

-Te he dicho miles de veces que no debes usarlo.-Rackzel estaba bastante enfadado por lo que parecía.

-No sé de qué me hablas.

-¿Cómo has llegado hasta aquí, entonces?

-Magia.

-Albel vete a la mierda. No sirve de nada que hayas estado sobreviviendo estos años para acabar siendo uno de ellos. Necesitamos todos los aliados que podamos reunir. Prométeme que no volverás a transformarte a no ser que sea una situación de vida o muerte.

-No te preocupes por mí. Háblame de Neil, ¿cómo se está adaptando?

-Lo está haciendo bien. – Rackzel se sentó al lado de Albel.-Tiene algo que hace que incluso los de corazón más oscuro se ablanden.

-Hablas del elfo oscuro.

-Parece que se llevan bastante bien ahora.

-¿Y qué hay de…?

-Tranquilo, no ha despertado aún. No creo que lo haga.

-Me alegro.

-Por cierto, ¿por qué te cruzaste tan violentamente con nosotros?

-Porque quiero que lleves a Neil a ESE sitio. Está cerca de este bosque, por eso quería que nos detuviéramos aquí.

-No me corresponde a mí hacerlo Albel.

-Yo no puedo hacerlo. Con una vez tuve suficiente. Por favor, Rack.

-Está bien. Pero algún día tendrás que afrontarlo.

-Algún día…- se quedaron callados un rato. De repente Rackzel se levantó y sacó la lanza.

-Venga, ¿un combate como en los viejos tiempos?- Albel también se levantó y sacó la espada.

-¿Por qué no?

Dorian decidió dejarles ya. Se preguntaba por el lugar al que querían llevar a Neil. No creía que le fueran a hacer daño pero por si acaso les acompañaría. Volvió silenciosamente a su “cama” y se durmió.
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A la mañana siguiente, a primera hora reanudaron la marcha. Neil no conseguía adaptarse a los horarios de Ragnar, pues la primera hora de la mañana aquí, era más o menos las cinco de la mañana en la Tierra. Así que iba caminando como un zombie. Lo que le hizo despertarse fue el súbito cambio de terreno en el que andaba. De ir viendo hierba verde a ver arena blanca, cuando levantó la vista reconoció una ciudad de altos edificios en ruinas y destacando sobre ellos cuatro enormes rascacielos,su hogar. Al menos era parte de él. Tenía la sensación de que faltaba la mitad de la ciudad.

-Esa es otra ciudad de la Tierra, ¿la conoces Neil?- preguntó Albel.

-Sí... la conozco.- sin mediar palabra echó a correr y los demás le siguieron.

Volvieron a ver los efectos devastadores que tuvo la Compresión, los edificios estaban hechos polvo. Cristales rotos, grietas por todos lados, los coches volcados y por supuesto…nadie por la calle. Se adentraron más en las enormes calles, Neil necesitaba buscar gente, si alguien había sobrevivido aquí, es posible que su familia y amigos lo consiguieran también. Mientras buscaba desesperadamente, no se dio cuenta de que alguien había disparado un arma y que el tiro iba hacia él. Por suerte Albel desvió el disparo con la espada.

Todos se pusieron en guardia alrededor de Neil para protegerle. Contra todo pronóstico, Neil vio que alrededor de ellos, desde las ventanas rotas de los edificios, había varios hombres apuntándoles con armas de fuego. No sabía ahora mismo si por fortuna o por desgracia, pero había encontrado supervivientes.

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