Neil observó con detenimiento a los dos hombres. Uno de ellos tenía el pelo blanco y la piel oscura y lo más interesante, orejas puntiagudas. Si no fuera porque sería imposible, diría que se trataba de un elfo oscuro de los que salen en las historias de fantasía, pero bueno, nada de lo que estaba pasando tenía la más mínima lógica. El otro hombre no tenía nada realmente destacable, aun así, tenía la sensación de que lo había visto en algún sitio antes. En cuanto entró, Lust se le echó encima y le dio un abrazo.
-Llegas tarde.-dijo ella fingiendo enfado.
-Lo siento pequeña, me entretuve un poco.-le dedicó una sonrisa.-Traigo noticias Rack, pero antes quiero presentarte a nuestro nuevo recluta. Se llama Sephirken Nazrain. Tranquilos, es de fiar.
-Bueno, si Albel responde por tí, no tengo problema.- dijo Rackzel. Después presentó a Dorian a los recién llegados.
-Soy Albel Nox, es un placer conocerte.- se fijó en el chico que estaba alejado mirándolos desde lejanía.
-Ese es Neil.-dijo Rackzel.- La verdad es que me gustaría empezar cuanto antes a entrenarle y tenemos que explicarle qué hace aquí, sin embargo, es comprensible que no esté de humor.- Sin mediar palabra Albel se acercó a Neil y se sentó junto a él.
-Hola, soy…
-Ya lo he oído.-interrumpió Neil. ¿Por qué no le dejaban un rato en paz?
-Neil, sé que esto es difícil, pero no tenemos tiempo. Tienes que dejar que Rackzel te entrene. Eres un Ángel, tienes que ser fuerte, yo…
-¿Queréis dejar de repetir que soy un Ángel y dejarme en paz?¿Quién te crees que eres para decirme cómo me siento?¿Qué sabrás tú?- Neil no se había dado cuenta pero estaba levantado y gritando a Albel a la cara. Albel no se movió ni cambió la expresión.
-Tienes razón, no soy nadie para decirte nada. Pero después de perder a mis padres en dos ocasiones me hago una idea de por lo que estás pasando.-se levantó.- No eres el único que sufre Neil, si no hacemos nada mucha más gente sufrirá lo mismo que estás sufriendo tú. Te damos la opción de luchar para arreglar esto o para vengarte, no seré yo el que te diga que la venganza es mala. Da igual la motivación que tengas, pero siempre será mejor que quedarte sentado compadeciéndote de ti mismo.- Albel se alejó y volvió con los demás.
Neil sabía que tenía razón. No se había dado cuenta que seguramente había mucha más gente que había perdido seres queridos o peor, que está muerta. Él seguía vivo y podía seguir adelante por los que no han podido seguir. Además, sus amigos seguramente estaban ahí fuera buscándole. Respiró hondo y volvió con el grupo también.
-De acuerdo. Escucharé lo que tengáis que decir.
-Muy bien.- Rackzel sonrió.- Empezaré por contarte lo que está pasando exactamente y después nos pondremos con tu entrenamiento.
-Está bien.- dijo Neil.
“Primero debo advertirte que lo que voy a contarte, si bien parece pura fantasía, es la más estricta verdad. Existen varios mundos, dos de ellos coexisten en paralelo, y los otros dos existen aparte de ellos. Los dos primeros son la Tierra, donde te has criado, y el otro sería Ragnar, mundo que en la Tierra se conoce como un lugar de fantasía pero existe, seguramente algún viajero que pasara por ambos mundos, los hay capaces de hacerlo, decidiera escribir historias sobre Ragnar por placer, eso no importa. Los otros dos mundos también te sonarán conocidos pero su existencia es totalmente independiente de los otros dos, el Cielo y el Infierno. Hace 500 años se libró una batalla entre Ángeles y Demonios por la soberanía de la Tierra y Ragnar. La guerra duró algo más de un siglo y terminó con la derrota del Infierno y de su líder. Aun así, el Cielo no codiciaba ningún mundo ni soberanía total, así que simplemente decidieron firmar una tregua con el Infierno y también cerrar las puertas que conectan Cielo e Infierno con los mundos terrenales, y así no interferir tampoco con la vida de sus habitantes.
Yo luché en esa guerra junto a mi amigo Uriel, que lideró a las tropas del Cielo y junto a nosotros también lucharon tus padres, tus verdaderos padres. Después de la batalla todos nos fuimos por caminos separados, Uriel falleció en la batalla final y tus padres te tuvieron hace 17 años pero tuvieron que abandonarte en la Tierra. Fueron asesinados por Demonios y como temían por ti, te dejaron en la Tierra para que no te encontraran. No eran pocos los Demonios que estaban resentidos con nosotros y que nos persiguieron. Sin embargo, los Demonios han realizado un antiguo ritual llamado la Compresión. Para explicarlo simple, han roto los muros que separan los mundos y estos planos han colisionado. Ahora Tierra y Ragnar están unidos. ¿Cómo lo han hecho? Lo que mantiene los mundos separados son dos objetos que estaban en posesión del Cielo y el Infierno. Cada uno lo escondió sin que el otro lo supiera. El Infierno ha usado el primero, ahora quieren el del Cielo, que dieron a alguna de las razas de Ragnar para que ellos lo ocultaran, así sería más difícil de localizar. Pero el Infierno no tiene mucha paciencia y ha pasado a la acción ofensiva directa, van a atacar a todas y cada una de las grandes razas y arrebatarles el objeto. Así las puertas que separan Cielo e Infierno se abrirán de nuevo y el Infierno no se detendrá ante nada hasta que todo le pertenezca”
Neil estaba un poco conmocionado por todo lo que acababa de escuchar. Todo lo que creía que era fantasía resulta que era real. Que sus padres no eran humanos y lucharon en una guerra de hace cinco siglos. De momento no podía hacer otra cosa que creer todo lo que le habían contado, al fin y al cabo, estaba en a saber dónde con gente que claramente no era humana. Dorian tenía algunas dudas.
-Hay una cosa que no entiendo, ¿qué les hace pensar que van a poder enfrentarse a todos los mundos a la vez?
-Normalmente ni se les habría ocurrido, pero han descubierto que su señor no murió, y si lo encuentran tienen muchas posibilidades de conseguirlo. Es demasiado poderoso.-explicó Albel.
-¿No dijisteis que fue derrotado?
-Sí, pero no murió. Debido a su poder, mi amigo Uriel utilizó un antiguo y poderoso hechizo que a costa de su vida, encerró para siempre al Rey Demonio en una prisión de hielo. Pero ese hechizo puede ser roto por terceros con el suficiente poder. Si lo encuentran y lo liberan no lo contaremos.-el miedo se veía a través de los ojos de Rackzel. -Enviamos a Albel a que se enterara de los pasos del enemigo, ¿qué has averiguado?
-Van a dirigirse primero a por los Enanos. Tres de los Pecados están involucrados en la ofensiva.
-Eso no es bueno.
-Y ÉL está con ellos también.-apuntó Albel. Casi escupió ese "él".
-¿Los Pecados?-preguntó Neil.
-Son descendientes directos del Rey Demonio y por tanto están al mando en su ausencia. Son los Demonios más poderosos que existen actualmente. Han adoptado los nombres de los siete pecados capitales. Que haya tres de ellos nos complica mucho el trabajo. Bueno voy a ponerme con el entrenamiento de Neil. Mañana nos ponemos en marcha, descansad hasta entonces.
Neil y Rackzel se alejaron del grupo. El resto se acomodó como pudo, Sephirken se colocó la capucha de su capa y se tumbó; Dorian se apoyó en una gran roca. Observó cómo, a pesar de que Lust no paraba de contarle cosas a Albel, él mantenía la mirada fija en el joven que se alejaba.
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-Tengo una pregunta, si mañana nos vamos ¿cómo voy a aprender a defenderme en un día?
-No sé si lo has notado, pero este lugar no está sujeto a las mismas leyes temporales ni espaciales. No está en ningún lado, pero existe. Un día aquí equivaldría a dos años fuera. Vamos a sintetizar dos años de entrenamiento en un día. Por eso mañana podremos irnos. Esta sala fue creada por el maestro de Albel, un hombre muy poderoso.
-¿Quién es Albel realmente?
-Pregúntaselo tú, tendrás tiempo mientras viajamos -se limitó a contestar -Ahora centrémonos.-Rackzel materializó una lanza negra de tres astas. Después materializó una lanza de metal y se la entregó a Neil. No tenía nada especial, pero era una buena arma.-Tu madre era experta en el uso de la lanza, creo que podrás seguir sus pasos.
Empezó por enseñar a Neil movimientos y fintas básicas de combate con lanza. Al principio le costaba, pero poco a poco se iba desenvolviendo bien. Sentía que aprendía más rápido de lo normal, tal vez era un efecto de la sala. Después lucharon entre ellos. Rackzel quería hacerle una demostración práctica de los poderes de un Ángel. Le cortó varias veces con la lanza, pero la herida se cerraba con rapidez, aunque esto le cansaba bastante. Las capacidades físicas, una vez entrenadas eran increíbles. Jamás pensó el joven aprendiz que podría moverse tan rápido, ni saltar varios metros sin apenas esfuerzo. Se sentía bien.
-Ahora vamos con la segunda lección: la energía anímica. La energía anímica se encuentra en todo lo que nos rodea, en los seres vivos, en la tierra, el aire. Te voy a enseñar a aprovechar tu energía anímica para aumentar tus capacidades. Si la acumulas en los pies, aumentarás tu velocidad, si lo haces en tus brazos aumentarás tu fuerza y lo puedes usar para cicatrizar heridas también .Y si sincronizas tu energía con tu alma, puedes desencadenar poderes especiales. Lo más básico que aprende un Ángel, es el Rayo de Luz. Pero ten cuidado, la energía no es infinita y la extenuación por usar demasiada puede durar días.
Uno a uno, fue practicando los diferentes usos que tiene la energía anímica. Lo más difícil y que no llegó a dominar, fue utilizar la energía para incrementar sus capacidades, pero el Rayo de Luz le salió a la primera. Lo que le sorprendió a Rackzel, es que un hechizo de una potencia tan limitada, tuviera tanto poder cuando Neil lo utilizaba.
-No está mal. Dejémoslo ya. Estás preparado para salir ahí fuera.
-Gracias Rackzel.
-No, gracias a ti Neil. Descansa, mañana será un día duro.
Neil intentó dormir pero no lo consiguió. Habían pasado muchas cosas. Estaba sentado pensando en sus cosas cuando Albel apareció a su lado.
-¿No puedes dormir?-Neil negó con la cabeza.-Quería pedirte disculpas por lo que te dije antes. Si necesitas algo puedes contar conmigo.-Neil seguía sintiendo que había algo familiar en ese hombre.
-No tiene importancia. Gracias Albel.
-No me las des. Es lo menos que puedo hacer.- se quedaron un rato sin decir nada. Neil seguía sintiendo que conocía de algo a este hombre pero no podía recordarlo. Quería saber más de él.
-Albel, ¿quién eres exactamente?¿Cómo llegaste aquí?
-Si te lo contara a lo mejor dejo de caerte bien.-dijo bromeando.
-Nadie dijo que me cayeras bien.-le siguió la broma.
-Eso es cierto. Bueno, la historia corta es simplemente que soy un Demonio, y que me uní a Rackzel porque me lo pidió, como a ti.
-¿Eres un Demonio?-Neil se puso tenso. La verdad es que su concepción de Demonio no era esta. A él le parecía que Albel era un humano normal.
-No es que me sienta orgulloso pero así son las cosas. No te preocupes, no soy un espía ni nada de eso.
-¿Y eso de que perdiste a tus padres en dos ocasiones?
-Esa parte tendrá que esperar.-se levantó.- Me alegro que vengas con nosotros.-se limitó a decir. Después volvió con los demás y se tumbó para intentar dormir.
Por su parte Neil siguió levantado más tiempo. Se había decidido. Lucharía. Si la única forma de arreglar esto, de encontrar a sus amigos y de vengarse por lo que le habían hecho era tomar las armas lo haría sin mirar atrás.
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