Bienvenidos rondadores de las sombras de nuestros sueños.

Seguro que en este momento os estáis preguntando la finalidad de esta página.

Es sencillo, somos un grupo de soñadores que desean entretener al lector con sus historias y compartir sus mundos imaginarios con aquellos que deseen pasar un rato disfrutando de aventuras escritas por nosotros mismos.

Con la finalidad de pasarlo bien, os invitamos a que os adentréis a "Origen de la Realidad" y espero que nuestras historias te enganchen y nos veamos a menudo. Se bienvenido.

lunes, 29 de agosto de 2011

La Compresión de Realidades-Cap.6:La primera batalla.

Aparecieron en un bosque frondoso y verde. Parecía que esta zona no había quedado muy afectada por la Compresión. Dorian podía oír a los animales de los alrededores y no transmitían inquietud alguna.

-Parece que estamos a salvo.-informó Dorian.

-Bien, desde aquí hay unos cinco días andando hasta el monte Sunleth, donde moran los Enanos. Si no calculo mal, llegaremos con un par de días de antelación que los Demonios.-dijo Albel.-En marcha.

-Mientras estemos en el bosque andad con cuidado. Avanzaremos en fila, Dorian es el que mejor se mueve por este terreno así que liderará la marcha, después irá Lust, seguido por mí, en el medio irá Neil que es el más novato, detrás Albel y protegiendo la retaguardia irá Sephirken. El oído de un elfo oscuro nos será muy útil también para prever ataques por sorpresa.-ordenó Rackzel. Así lo hicieron.

Neil se quedó maravillado por la hermosura del nuevo mundo que estaba viendo. Aunque a simple vista era un bosque como otro cualquiera, para Neil era muy diferente. Tenía algo místico, había como magia en el ambiente. Estuvieron caminando sin hablar durante dos horas. De repente Dorian se detuvo e hizo una señal para que los demás se detuvieran.

-Tenemos compañía.-susurró.

-Por este lado también.-dijo Sephirken mientras desenvainaba sus espadas.

Todos desenvainaron sus armas. Aparecieron varios bandidos encapuchados de detrás de los matorrales y de las copas de los árboles. Una voz apareció en la mente de Neil, parecía la voz de Rackzel. Dijo<< ¡En círculo!>>.Parecía una orden a las mentes de todos pues obedecieron al mismo tiempo. Los bandidos eran más en número pero eran simples humanos, no tenían nada que hacer. Dorian agarró a dos con sus potentes garras y chocó sus cráneos. El sonido de los huesos rompiéndose hizo dudar a los que venían detrás, que fueron fácilmente reducidos por el enorme Gamareth; Lust pronunció unas palabras en un idioma irreconocible para los bandidos y seis flechas de energía se materializaron a su alrededor. Con un movimiento de su mano las flechas se clavaron en varios bandidos; Rackzel hizo un barrido con la lanza y creó una onda de aire que cortó a todo lo que se interpuso en su camino, incluido árboles; Albel se puso en posición de desenvainar y esperó a que se acercaran. Cuando estuvieron lo suficientemente cerca, a una velocidad de vértigo, desenvainó e hizo pedazos a tres bandidos; Sephirken salió del círculo y de un salto se metió entre cuatro bandidos, después giró sus espadas a gran velocidad, deshaciéndose con rapidez de ellos; sólo quedaban un par de ellos que luchaban contra Neil; aunque no eran rivales para el joven, sólo defendía. Al fin y al cabo, nunca había arrebatado una vida. Sephirken lanzó un globo de oscuridad a uno de ellos y le cortó el cuello, al otro lo derribó y apuntó la espada a su garganta.

-Nunca debes dudar Neil. Si quieres sobrevivir, a veces hay que matar.

-Sephirken, Neil nunca ha matado. Es normal que dude.-intervino Dorian.

-Sólo lo decía por su bien. De donde yo vengo hay que sobrevivir como sea-dijo Sephirken.-No me gusta matar pero es lo que hay.

-Bueno ya discutiremos eso, ahora saquémosle a nuestro amigo un poco de información.-Rackzel cogió al indeseable por el cuello del chaleco.-Lust, es todo tuyo.

La hermosa semisúcubo sonreía maliciosamente mientras se acercaba al bandido. Colocó la mano en su frente y recitó otra vez un hechizo. Rackzel soltó al bandido y este automáticamente se arrodilló ante Lust.

-¿Qué deseas mi maestra?

-Me preguntaba si serías tan amable de contestar unas preguntas.-dijo con voz seductora mientras le acariciaba la cara. Para el que lo viera desde fuera, la situación daba bastante repelús. Si algo caracterizaba a la hechicera era su capacidad de observación. Los asaltantes llevaban la insignia de los bandidos del Cuerno de Ifrit, que actuaban cerca de Lidiera, la única ciudad que había entre el bosque en que se encontraban y el monte Sunleth. Seguro que tenían una guarida cerca de la ciudad. Si atajaban por ella se ahorrarían al menos un día de camino. Pero también era verdad que esta zona les quedaba algo lejos de sus límites de actuación. Les transmitió sus pesquisas a sus compañeros. Estaban de acuerdo en probar suerte.-¿Por qué nos habéis atacado? Esta zona os pilla lejos.

-Nos dijo nuestro jefe que si veíamos a un hombre con una melena blanca y vestido de negro le atrapáramos. Nos dijo que probablemente aparecería por aquí.

-¿Por qué buscáis a Rackzel?

-No dispongo de esa información, perdóneme.-el bandido se tiró al suelo en señal de súplica.

-Tranquilo, te creo. Quiero pedirte otro favor.

-Lo que quieras, mi ama.-para Neil la situación del bandido estaba empezando a parecerle triste.

-Llévanos a tu guarida.

-Como gustéis.-el bandido empezó a caminar. Les guió a través del bosque por un camino que sería muy difícil de recordar para alguien que no se conociera al dedillo el bosque, pues no había ningún sendero que seguir. Sólo pasaban a través de los árboles y el paisaje no parecía cambiar. Tras una hora de camino llegaron a una puerta oculta tras unos matorrales. El bandido se acercó a la puerta y la abrió. Un largo pasillo oscuro se extendía ante ellos. No se veía absolutamente nada. Sephirken se adelantó.

-Dejadme que os guíe. La oscuridad no guarda secretos para mí.

-¿Hay trampas?.-preguntó Lust al bandido.

-En este pasillo hay varios huecos que dispararán flechas a quien intente pasar.

-Veo los huecos. Si corremos lo suficientemente rápido podríamos esquivar las flechas. Hay una puerta al otro lado del pasillo.-agarró al bandido y le puso delante suya.-Irás tú primero.

El bandido echó a correr y un montón de flechas empezaron a salir de las paredes. Era rápido así que logró esquivarlas. Los demás le siguieron a toda velocidad. Por desgracia el bandido abrió la puerta del final del pasillo sin acordarse de una última trampa y una enorme lanza le atravesó el pecho. Por suerte, él estaba delante y la lanza no alcanzó a Sephirken. Entraron rápidamente en la siguiente zona. Se trataba de una gran sala circular iluminada por antorchas. Había tres puertas en la enorme estancia.

-Bien, ¿por dónde vamos?-preguntó Neil.

-La puerta de en medio es la sala del tesoro.-dijo Dorian.-Puedo oler el inconfundible olor del oro.-Entretanto, Albel sintió una presencia que le llamaba. La energía anímica podía sentirse si se era lo suficientemente perceptivo y la cantidad de energía era inmensa. Rackzel también lo sintió.

-Está aquí.-dijo Albel. Desenvainó el enorme espadón de su espalda. La puerta situada a la derecha se abrió. Ante ellos apareció un hombre, de negros cabellos y ojos azules. Tenía la espada desenvainada también. Sephirken también lo reconoció, era el hombre que vio en la caverna, el que llamaban Avaricia.

-Bienvenidos a todos. Albel, cuanto tiempo sin vernos.-dijo con voz suave.

-¿Qué haces aquí?-preguntó Albel. Podía notarse la creciente ira en su voz.

-Trabajo. Los bandidos del Cuerno de Ifrit me pertenecen ahora. Si bien es difícil mover muchas tropas, sabía que acabaríais apareciendo por aquí. Al menos podré retrasaros un poco ,eso a los que consigan salir de aquí con vida.-sonrió macabramente.

-Hoy no Skeith, oh, perdona, que ahora te llaman Avaricia. Seguid hasta Lidiera, yo me encargo de entretenerle.-dijo Albel. Rackzel intervino.

-Albel, aún no puedes...

-¡No hay tiempo que perder!-le interrumpió.-No te preocupes, nos veremos en el monte Sunleth, lo prometo.

-Más te vale sobrevivir.-dijo Rackzel.-¡Vamos!-Todos corrieron hacia la puerta de la izquierda, pues era la única acción viable.

-Ni lo soñéis- Skeith se abalanzó rápidamente sobre el grupo pero Albel se interpuso y paró su estocada. El grupo corrió por la puerta, afortunadamente sin sorpresas, y corrieron durante un largo rato por un pasillo estrecho de piedra. Al final consiguieron llegar a la salida pero no se detuvieron hasta que salieron del bosque.

Una vez fuera pararon para descansar. Algunos no se sentían bien por haber dejado a Albel atrás, entre ellos Lust que parecía especialmente preocupada. Miraba hacia el bosque sin pestañear. Neil se acercó a ella.

-Tranquila, seguro que vuelve.- ella se giró y sonrió.

-Sí, lo sé.

A lo lejos vislumbraron un pequeño pueblo. Desde Lidiera solo les quedaban cuatro días de camino.

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