Bienvenidos rondadores de las sombras de nuestros sueños.

Seguro que en este momento os estáis preguntando la finalidad de esta página.

Es sencillo, somos un grupo de soñadores que desean entretener al lector con sus historias y compartir sus mundos imaginarios con aquellos que deseen pasar un rato disfrutando de aventuras escritas por nosotros mismos.

Con la finalidad de pasarlo bien, os invitamos a que os adentréis a "Origen de la Realidad" y espero que nuestras historias te enganchen y nos veamos a menudo. Se bienvenido.

domingo, 18 de septiembre de 2011

La Compresión de Realidades-Cap.9:Encuentro con el Mago y lucha entre amigos.

Lust se quedó boquiabierta. Se encontraba en un pequeño estudio con dos librerías a ambos lados y decenas de libros apilados por diferentes sitios de la habitación, por la ventana se filtraba la luz del día iluminando débilmente el estudio y en el centro, tras una gran mesa de arce, se encontraba sentado un hombre mirando fijamente a la sospechosa invitada a su hogar. Lo que sorprendió a Lust fue que, a pesar de haber escuchado la voz de un joven, quien se sentaba frente a ella parecía increíblemente mayor. Tenía el pelo largo y blanco, nariz aguileña y labios finos y sus ojos eran negro azabache. Físicamente parecía débil…pero como mago era poderoso, no solo porque la semisúcubo pudiera sentirlo, sino porque el mago tenía flotando en su mano una gran bola de fuego de un tamaño inusualmente grande.

-Un hechizo tan básico como la “Esfera de Fuego”…eres increíble.

-No me gustan los aduladores. ¿Qué es lo que quieres?-el tono del hombre seguía sin ser amenazador ni cargado de hostilidad. “¿Quién era este hombre?” pensó Lust.

-Antes de nada, “deshaz el hechizo”.-el hombre ni se inmutó al oír esas palabras.

-“Seducción”. A pesar de ser algo innato en semisúcubos sigue siendo un hechizo ilusorio del elemento Aire, sólo funciona en aquellos que tienen un poder mágico inferior al lanzador.-Lust se quedó muda, jamás había fallado utilizando “Seducción”, ni siquiera ella conocía esa información.- Aun así has evitado todas las trampas y has sido lo suficientemente temeraria y estúpida como para intentar utilizar magia contra un mago superior- la “Esfera de Fuego” se disipó.- No está mal.-dijo sonriendo.- Por favor, siéntate.

Iniciaron las presentaciones al calor de la chimenea…

-Aún estás a tiempo de retirarte novato.

-No hasta que te arrepientas de tus palabras.

-¿Qué más te da lo que yo piense?

-Porque te respeto como guerrero y además eres un compañero de viaje. No nos beneficia a ninguno llevarnos mal. Te voy a demostrar lo en serio que voy.

-Compañero, ¿eh?- dijo el elfo oscuro para sí con una sonrisa.

Sephirken sacó sus dos espadas y se colocó en posición de defensa. Estaba concentrado. Neil se puso nervioso de repente, ahora se daba cuenta de que era la primera vez que se enfrentaba a dos espadas. Además, esas espadas estaban encantadas y él podía notarlo, emanaban un aura extraña y en comparación con la lanza que le había dado Rackzel a él le parecía tener un palo de madera. Sephirken se dio cuenta de que su adversario miraba sus armas.

-Témpano y Escarcha, las Gemelas de Hielo. Si yo quiero congelarán todo lo que toquen.-dijo sonriendo.

Volvió a ponerse aún más nervioso. Aun así no pensaba volverse atrás ahora, embistió con la lanza con gran rapidez. Sephirken con un movimiento semicircular con la espada de la mano izquierda desvió la estocada haciendo perder el equilibrio a Neil y con la otra espada atacó al joven. Neil en un rápido movimiento dio una voltereta en el suelo esquivando el golpe, sin embargo, Sephirken fue más rápido y ya estaba junto a él con sus espadas apuntadas en cruz en el cuello del novato.

-Tienes buenos reflejos y técnica, pero sigues teniendo miedo de herir a tu oponente.- apartó las espadas y Neil se levantó. Sabía que tenía razón, la idea de quitar una vida aún le daba nauseas. Volvieron a empezar otro asalto y el resultado fue el mismo, y después otro y después otro. Sephirken era un muro impenetrable.

-Pareces muy concentrado, creí que no me tomabas en serio- dijo Neil jadeando.

-Siempre lo estoy. Si no, faltaría al respeto a mis adversarios, sean quienes sean.-esa respuesta sorprendió a Neil. Esbozó una leve sonrisa y volvió a la carga. Cada vez se movía mejor, la lanza ya no era un arma sino una prolongación de su brazo. Sephirken no paraba de darle consejos y enseñarle movimientos. –Nunca le muestres tus emociones al enemigo o las usará en tu contra. Mantén siempre la calma, podría salvarte la vida frente a un adversario superior.

Sin quererlo se había convertido en otro maestro para Neil, que empezaba a ver al elfo oscuro con otros ojos y la incomodidad que sentía al principio se iba desvaneciendo. A Sephirken le complacía ver la determinación del joven Ángel, que no importaba las veces que acabara en el suelo, siempre se levantaba y seguía luchando. Es posible que lo hubiera juzgado mal. Realmente estaba disfrutando por una vez de una combate por diversión y no jugándose la vida, sin embargo se decía a sí mismo que no podía acostumbrarse pues su estancia en la superficie sólo era temporal… o quizá no. La idea de escapar se le volvió a pasar por la mente. Y ahora que había conocido a este grupo, la idea de quedarse con ellos le pareció sumamente atractiva.

-No puede ser.-Lust no daba crédito. Cualquiera que hubiera estudiado magia(o no hacía falta este hecho, todo hay que decirlo) conocía a Sorthen Rem Geist, más conocido como “El Verdugo de Jade”, héroe en la Guerra de Neittengham. Había siete elementos en los que se basaba la magia: el Fuego, que destruía todo lo que tocaba; el Agua, que curaba la mente y el cuerpo con su fluir eterno; el Aire, cuya naturaleza engañosa confundía los sentidos; la Tierra, defensa impenetrable; el quinto elemento recibía varios nombres pero los más comunes eran la magia No Elemental o Vacío con la cual se podía fortalecer al hechicero o debilitar a los otros elementos; la Luz, cuyo poder podía tanto herir como proteger, uno de los elementos más difíciles de usar junto con su contrario, la magia de Oscuridad o la magia de Muerte como era más conocida. Si a Sorthen se le llamaba “El Verdugo de Jade”, era porque la magia que mejor dominaba era ésta última, con la que se dice que arrollaba legiones enteras y lo del Jade era por la túnica que siempre llevaba, la Antimagia, con la que podía reducir los efectos de la magia usada contra él, de hecho parecía ser que era la que llevaba encima en ese momento. A simple vista parecía una túnica verde normal pero desprendía una magia poderosa, Lust podía sentirlo. Todo el mundo sabía estas cosas sobre él. La Guerra de Neitengham , por otro lado, fue hace casi un siglo, este hombre debería estar muerto hace tiempo, lo que hacía más impresionante que estuviera frente a ella.

-¿Por qué no puede ser?¿Porque un humano no debería vivir tanto?-sonrió- Ventajas de ser mago. Cuanto más aumentes tu poder, más longevo te vuelves. Ya deberías saber eso.- Lust se sonrojó. Aunque tenía talento no fue entrenada por un auténtico mago.- Deduzco que no fuiste entrenada por un mago de la Congregación, no sé si decir que hiciste bien o no. Pero a mí me expulsaron así que no puedo recriminarte nada- volvió a sonreír.

-¿Por qué fuiste expulsado?-la curiosidad de Lust iba en aumento.

-Preferiría no hablar de ello, el pasado es irrelevante ahora mismo con todo lo que está pasando en el presente.

-¿Sabes qué está pasando?

-No me subestimes pequeña. Sé lo que está pasando, pero no sé por qué está pasando.-la observó durante un momento.- Deduzco que tú si sabes algo.- Lust dudó. No sabía si podía confiar en él.

-No debería…

-Lo entiendo.-la interrumpió. Se levantó de su silla y corrió las cortinas mostrando el exterior. La pequeña ciudad de Lidiera rebosaba de vida a la luz de la mañana.- Lidiera se ha salvado más o menos de la Compresión, nadie ha resultado herido y nadie sabe lo que pasa fuera pero dudo que el resto de Ragnar haya tenido tanta suerte.

-Realmente lo sabes.- Lust estaba fascinada por este hombre. Aunque por fuera pareciera débil, estaba claro que su poder era inmenso al igual que su conocimiento.

-Si no me cuentas nada acabaré enterándome por mi cuenta, pero sería mucho más rápido si saliera de tus labios. Hagamos un trato: cuéntame lo que sabes y yo a cambio te adiestraré en la magia como debe hacerse.

-Es un buen trato pero a las 2 de la tarde he de marcharme.

-No esperaba menos. Por eso quiero acompañarte, seguro que te vendrá bien otro compañero para el viaje. Además, así te aseguras que no soy un espía y puedes tenerme vigilado.

Seguramente a Rackzel no le haría gracia pero sabría convencerle. La oportunidad de aprender de uno de los magos más poderosos de la historia no se obtenía todos los días, y sería un aliado poderoso. Decidió contarle todo lo sucedido hasta ahora, le habló de sus otros compañeros y de su siguiente destino y también le habló de sus enemigos. Sorthen escuchó con mucha atención y no interrumpió en ningún momento. Cuando Lust terminó, el mago se quedó pensativo un rato. Sin mediar palabra se levantó de la silla y cogió una pequeña bolsa de cuero. Le lanzó un encantamiento y fue seleccionando libros y metiéndolos en la bolsa. La bolsa era pequeña, ni siquiera cabría un libro solo, pero sin saber cómo, Lust vio como por lo menos unos veinte libros iban entrando en la bolsa. Después abrió una despensa y cogió varias bolsitas de hierbas y una taza tallada en madera y lo metió todo en la diminuta bolsa. Por último, abrió otro armario y cogió un bastón negro más alto que el mago y adornado en un extremo con la garra de un Dragón sosteniendo un pequeño orbe.

-Jamás creí que volvería a empuñarlo- dijo con nostalgia mirando a su inseparable compañero de batalla.-¿Nos vamos entonces?

Se les había hecho tarde así que echaron a correr de nuevo hacia el pueblo. Se habían pasado toda la mañana entrenando y estaban exhaustos pero las cosas no estaban para perder tiempo. Cuando llegaron ya estaban todos reunidos en la plaza y también vieron a alguien que no conocían. Una figura encapuchada con una túnica verde y apoyada en un bastón estaba hablando con Rackzel.

-Ah, ya estáis aquí.-les saludó Rackzel.

-¿Quién es?-preguntó Sephirken. No le gustaba nada, sentía una fría mirada bajo esa capucha escudriñando cada parte de él.

-Vaya, un elfo oscuro en la superficie. Sin duda sois un grupo raro.-Sephirken tenía las manos en las empuñaduras de sus armas.-Oh disculpa mis modales. Soy Sorthen Rem Geist, es un placer.

Automáticamente el elfo oscuro apartó las manos de sus espadas. Ese hombre era bien conocido incluso en el submundo aunque no de buena manera. La batalla de Neittengham fue una contienda entre elfos y elfos oscuros y por culpa de este hombre no salieron muy bien parados.

-Así que tú eres el famoso hechicero que masacró más de 500 elfos oscuros en esa batalla.-el patriotismo no iba con Sephirken pero no le hacía gracia que hubieran matado tantos de su especie.

-Fue cosa de la Congregación el que yo estuviera allí. Combatir no es precisamente la razón por la que estudié magia.

-Sin embargo no dudaste en asesinar al campamento entero mientras dormían.

-Ya basta, los dos.-intervino Rackzel.- No es momento de rencillas entre nosotros. Sorthen ha pagado con creces con su propio cuerpo y se ha ofrecido a ayudarnos. No estamos para desperdiciar aliados.

-Pero…-una voz sonó en la mente de Sephirken:

“Yo tampoco confío en él, pero de momento puede ser de ayuda. Aguanta un poco por favor.” Sephirken no dijo nada más.

-De acuerdo, es hora de irse. Aún nos queda un trecho hasta el monte Sunleth.

-¿De verdad vais a hacer que un viejo ande durante 4 días?-sacó una pluma dorada de un bolsillo interior de la túnica.-“Shaiazel, azote de los vientos. Acude a mi llamada.” –la pluma brilló durante un instante y volvió a apagarse.-Ya está, vayamos a las afueras.

Cuando salieron fuera encontraron un enorme pájaro de color dorado esperándolos en el suelo. Era realmente inmenso, cada pluma brillaba como un diminuto sol y tenían el tamaño de un hombre adulto. Sus enormes ojos rojos observaban a los viajeros y al ver al mago hizo una reverencia. El mago se acercó y le acarició el inmenso pico.

-Volando con mi amigo llegaremos en un día como mucho.

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